MIS CUENTOS

Hay algunas cosas que uno va leyendo por algún lado, juntando por otro, pensando, reescribiendo, anotando…

Dentro de estas cosas, hay algunas que yo considero que deberíamos aprender para tener una vida  plena, no perfecta -desde ya- y con sus lógicas alternancias.

Por ejemplo, que no importa cuanto quieras a algunas personas, puede sucederte que simplemente no correspondan a tu cariño. Y entonces, aceptar que en la vida no hay obligación de que quieras a nadie, ni tampoco nadie tiene por qué obligarse a quererte.

Que es mucho más fácil reaccionar que pensar, aunque la mayoría de las veces traiga peores consecuencias.

Que hay muchas formas de enamorarse y de sostener ese amor, pero que el sufrimiento, sin duda, no es una de esas maneras.

Que no importan las consecuencias. Aquellos que son honestos consigo mismo llegan siempre, siempre más lejos en la vida.

Que escribir o hablar puede aliviar dolores emocionales, y que cerrarse, es profundizar el sufrimiento.

Con un cuento, muchas veces, todo esto se explica y entiende mejor. Parece que nos costara menos entender una situación, cuando ésta (aparentemente) no es parte de nuestra vida.

Además, ¿a quién no le contaron un cuento antes de dormir?

Pero cuando uno ya no es niño, los cuentos suelen servir para ayudar a despertarlo a la vida.

Deseo que escuchar alguno de estos cuentos te lleguen de tu mente a tu niño interior, para que puedas atender las necesidades de ese niño o niña que todavía habita en vos, y que te cuesta tanto escuchar, por no haber “despertado” aún.

Deseo también que además puedas hacer realidad en tu vida la enseñanza de estos cuentos, y que los tomes prestados para contárselo a quien sientas que necesita escucharlo.

Como digo siempre: gracias por estar.